DETERIORO AMBIENTAL EN EL ARTE EUROPEO.

A continuación se mostrará desde el punto de vista artístico, el daño que se le causó a la naturaleza en el siglo XIX con la llegada de la Revolución Industrial a Europa.

 
 

Con dedos cansados y magullados,
Con párpados pesados y enrojecidos,
Una mujer se sentó, en harapos poco femeninos,
Manejando su aguja e hilo —
¡Cose, cose, cose!

En la pobreza, el hambre y la suciedad,
Y aún, con tono de voz doliente,

Cantó “La canción de la camisa”.

¡Trabaja — trabaja — trabaja!
¡Mientras el gallo canta distante!
“¡Trabaja — trabaja — trabaja!
Hasta que las estrellas brillen sobre el tejado!
¡Ah! Es ser un esclavo
Junto con el bárbaro Turco,
Donde la mujer nunca tiene alma que salvar, 
¡Acaso esto es trabajo cristiano!

“¡Trabaja — trabaja — trabaja!
Hasta que el cerebro comience a dar vueltas; 

Trabaja, trabaja, trabaja,
¡Hasta que los ojos pesen y se debiliten!
Costura, entretela y cinta
Cinta, entretela y costura,
Así hasta que sobre los botones me duerma,
¡Y los termine cosiendo en sueños!

“¡Ah, Hombres, con Hermanas queridas!
¡Ah, hombres, con Madres y Esposas!
No es el lino lo que desgastáis,
¡Sino las vidas de criaturas humanas!
Cose, cose, cose,
En la pobreza, el hambre y la suciedad,
Cosiendo a la vez, con doble hilo,
Una Mortaja y una Camisa

“¿Pero por qué hablo de la Muerte?
Ese Fantasma de hueso espeluznante,
Apenas temo su terrible figura,
Se parece tanto a la mía,
Se parece tanto a la mía, 
A causa de los ayunos que guardo;
¡Oh, Dios! Aquel pan debería ser tan querido
¡Y la carne y la sangre tan baratas!

“¡Trabaja — trabaja — trabaja!
Mi esfuerzo nunca flaquea;
¿Y cuál es el salario? 
Una cama de paja,
Un mendrugo de pan y harapos.
Ese techo destrozado, este suelo desnudo,
Una mesa, una silla rota, 
Y una pared tan en blanco, 
¡que a veces le agradezco a mi sombra que se refleje allí!

“¡Trabaja — trabaja — trabaja!
De campanada a campanada hastiada,
¡Trabaja — trabaja — trabaja!
¡Igual que los presos trabajan para el delito!
Cinta, entretela y costura,
Costura, entretela y cinta,
Hasta que el corazón esté enfermo y el cerebro embotado

“¡Trabaja — trabaja — trabaja!
En la tenue luz de diciembre,
Y trabaja, trabaja, trabaja, 
Cuando el tiempo es cálido y soleado,
Mientras debajo del alero
Se cuelgan las golondrinas anidando
Como para mostrarme sus espaldas soleadas
Y burlarse de mí con la primavera.

“¡Oh! Si pudiera respirar el hálito
De la dulce prímula y primavera,
Con el cielo sobre mi cabeza,
Y la hierba bajo mis pies;
Durante sólo una hora escasa
Para sentir como yo solía sentir,
Antes de que conociera los males de la miseria
¡Y lo mucho que cuesta una comida!

“¡Oh! ¡Tan sólo una hora escasa!
¡Un respiro, aunque sea breve!
Ni un sagrado momento libre para el Amor o la Esperanza,
¡Solamente tiempo para la Aflicción!
Un poco de llanto aliviaría mi corazón,
Pero en su salada cama
Mis lágrimas deben detenerse, ¡pues cada gota
Entorpece a la aguja y al hilo!”

Con dedos cansados y magullados,
Con párpados pesados y enrojecidos,
Una mujer se sentó, en harapos poco femeninos,
Manejando su aguja e hilo.

¡Cose, cose, cose!
En la pobreza, el hambre y la suciedad,
Y aún, con tono de voz dolientes
¡Ojalá su lamento alcanzara a los Ricos!
¡Cantó “La canción de la camisa”!

 

«La canción de la camisa» "The Song of the Shirt"
Thomas Hood

 

Poema trágico que está inspirado en la noticia publicada en Londres acerca del arresto de una costurera por haber empeñado artículos que pertenecían a su patrón. Pagada a destajo, podía ganar cómo máximo siete chelines a las semana, con lo cual se suponía que tenía que mantenerse ella y sus dos niños pequeños.